PARA USTEDES DOCENTES EN FORMACIÓN CONTINUA
Docentes que día a día aportan su grano de arena a una educación de calidad; a continuación encontraran aportes que complementan y enriquecen esta labor tan hermosa.
“La escuela debe realizar cinco tareas básicas, de forma integral e integradora, a través de un modelo pedagógico holístico transformador:
b) La educación por procesos.
c) La construcción de conocimiento.
d) La transformación socio – cultural.
e) La innovación educativa y pedagógica”.[1]
Por esta razón “En una escuela transformadora se desarrolla al educando en sus valores, actitudes, comportamientos, y dimensiones a la luz de unos principios: humanos, cristianos y sociales, teniendo en cuenta sus características individuales y socioculturales”. [2]
Para que esto se logre es necesario que el educador sea capaz de reconocer los problemas y aptitudes en cada uno de sus educandos, no obstante conocer la manera de interactuar con el niño para que este asimile e interiorice los conocimientos.
De igual manera Piaget orienta la mediación educativa tomando en cuenta el orden de sucesión de los conocimientos, los cuales se logra a partir de la acción, lo que implica favorecer la interacción del sujeto con su medio, el aprendizaje activo, favorecer el espíritu investigativo, critico, creativo y autónomo.
Para así “lograr desarrollar una estructura mental en el educando, sus múltiples inteligencias, sus procesos de pensamiento, su capacidad intelectiva, sus funciones cognitivas, sus habilidades mentales, sus competencias y le cualifica sus desempeños desarrollándoles habilidades y destrezas en el uso y manejo de métodos, técnicas, procedimientos, instrumentos y tecnologías”.[3]
Por ello la educación impartida por el docente debe ser personalizada, es decir centrada en la persona, a la cual se la van a tener en cuenta sus inquietudes, intereses, actitudes y capacidades ya que “La meta de toda educación es el cambio intraindividual y el aprendizaje del estudiante, en la que se debe considerar el modo en que las palabras dichas en clase afectan a los resultados de esa educación, es decir como el discurso observable en el aula afecta al inobservable proceso mental de cada uno de los participantes y por ello a la naturaleza de lo que todos aprenden”[4]..
Además “el maestro no debe conducir, sino acompañar, y para esto debe volverse un igual, hacerse similar al niño para no traumarlo o ponerlo en desventaja, es preferible que el niño aprenda siempre de su propia experiencia antes que la del profesor, y mucho mejor si comprende las cosas en lugar de repetirlas como un loro”.[5]
Por otro lado Vigotsky plantea, que para conocer el desarrollo del niño es necesario primero comprobar el nivel afectivo y real que consiste en nivel de desarrollo de las funciones psicointelectivas.
En el que “se puede decir que Los niños que se sitúan por debajo del nivel suficiente de autoestima, que no se aceptan así mismos y que no tienen ninguna oportunidad de éxito y reconocimiento, difícilmente pueden soportar las dificultades o las comparaciones que se producen en situaciones de aprendizajes”.[6]
Como síntesis, el docente debe considerarse como un gestor de la educación que tiene con función primordial la creación y mantenimiento del conocimiento, del espíritu creativo e innovador teniendo en cuenta las capacidades y el ambiente socio-cultural en el que se encuentra situado el niño.
De igual forma la educación debe trabajar con la cultura existente, pues esta afecta diariamente la forma de sentir, pensar y actuar de las personas.
[2] Ítem. Pág. 3
[3] Ítem. Pág. 6
[4] CAZDEN, C.1991 “cap. 6: discurso en clase y aprendizaje del alumno”, en: el lenguaje de la enseñanza y el aprendizaje, Paidós, Barcelona.
Realizado por:
Diana Isabel Villalba Yate
Luz Deisy Guzman Olaya
Diana Paola Reyes Aguiar
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